La Capilla Sixtina mexicana, una joya escondida en San Miguel de Allende
¡Sí, está en nuestro país! Descubre por qué le llaman la "Capilla Sixtina mexicana" a este santuario en Atotonilco, Guanajuato.
Foto: Jorge Delgado
Le llaman la “Capilla Sixtina” mexicana, pero su verdadero nombre es Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco y es una de las iglesias más impresionantes de México.
Atotonilco es un pequeño poblado ubicado a 12 kilómetros al norte de San Miguel de Allende, por lo que este recinto se ha convertido en una de las atracciones imperdibles del popular destino. Sorprendentemente, aunque el santuario es visitado por miles de fieles y turistas cada año, se mantiene fuera del radar de muchos viajeros.
Te contamos más acerca de la historia y lo que hace tan especial a la Capilla Sixtina mexicana. Una atracción que definitivamente merece una escapada.
Historia del Santuario de Jesús Nazareno
Has escuchado la frase “una imagen vale más que mil palabras”, pero en el contexto de la evangelización de los pueblos prehispánicos este dicho era más cierto que nunca. La barrera del lenguaje era el principal obstáculo de los misioneros que buscaban propagar la historia y la doctrina cristiana en el México colonial.
Las representaciones visuales solucionaban este problema. Es por eso que, a mediados del siglo XVIII, el padre Luis Felipe Neri de Alfaro ordenó que se pintara la historia del evangelio en los techos y muros del santuario.
Los indígenas que habitaban la región pertenecían a etnias como los guachihiles, guamares, tepehuanes, capuces y otomíes, entre otras. Al clérigo le preocupaba la promiscuidad que reinaba en la población, quienes aprovechaban los abundantes manantiales de aguas termales de la zona para gozar de los placeres carnales.
Así fue como comisionó a Miguel Antonio Martínez de Pocasangre, un artista local, el monumental trabajo de cubrir el santuario con los relatos visuales. El estilo de Pocasangre es una amalgama entre el barroco que dominaba el arte de la época y los murales renacentistas que artistas como Miguel Ángel habían popularizado siglos atrás.
La clave fue que también incorporó rasgos y elementos pictóricos propios de las culturas prehispánicas con el propósito de “hablar” su lenguaje visual. Este rasgo, en conjunto con la dimensión del ambicioso proyecto, hacen del Santuario de Jesús Nazareno en Atotonilco un sitio único en el mundo.
Si las paredes hablaran…
Murales, esculturas y pinturas al óleo cubren casi cada centímetro disponible del santuario y sus diferentes bóvedas. Cargadas con dramatismo y movimiento, las escenas se suceden una tras otra. Aunque puedes encontrar algunos relatos del Antiguo Testamento, la mayor parte de la obra está dedicada a la vida y la Pasión de Jesucristo.
Las imágenes, algunas de las cuales también fueron pintadas por José María Barajas, son tan vívidas que parecen cobrar vida frente a tus ojos. Y si acaso no reconocieras alguna, vienen acompañadas de pasajes escritos.
El Beso de Judas, el juicio ante Poncio Pilato, la Vía Dolorosa y la Crucifixión son algunas de las escenas representadas. También aparecen referencias al Espíritu Santo y el Cuerpo Místico de Cristo.
Una característica fascinante del santuario es el uso de la pintura y del diseño para simular detalles arquitectónicos como cornisas, altares y tallados, generando la ilusión de profundidad sobre superficies planas.
La Capilla Sixtina mexicana es doblemente Patrimonio de la Humanidad
El Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en el año 2008 junto a San Miguel de Allende.
Un par de años más tarde, en 2010, la llamada Capilla Sixtina Mexicana fue uno de los más de 60 sitios individuales inscritos como Patrimonio Cultural de la Humanidad, como parte del Camino Real de Tierra Adentro.
Así, el santuario pasó a formar parte de un selecto grupo de sitios que han recibido el nombramiento en más de una ocasión, entre los que se encuentra la Muralla Romana de Lugo, entre otros.
El papel de la Capilla Sixtina mexicana en la Independencia
Has escuchado que Miguel Hidalgo portaba un estandarte de la Virgen de Guadalupe cuando dio el famoso Grito de Dolores la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Lo que tal vez no sepas es que el Padre de la Patria tomó dicho estandarte del Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco.
La historia cuenta que, antes de ir a dar el grito a Dolores, Hidalgo hizo una parada en Atotonilco para recoger el icónico estandarte, el cual se convertiría en un símbolo de la lucha de independencia.
Cómo llegar a Atotonilco
Para llegar a Atotonilco en auto desde San Miguel de Allende, toma la carretera federal 51 (también llamada Dolores Hidalgo-San Miguel de Allende), en la salida norte de la ciudad, y continúa hasta llegar a Atotonilco. Desde Dolores, toma la misma carretera en sentido contrario, por la salida oriente de la ciudad, hasta llegar al pueblo.
También salen autobuses desde ambas ciudades hacia Atotonilco a diario.
¡Escápate a San Miguel de Allende y descubre las sorpresas que este Pueblo Mágico tiene para ti!