La Ex Hacienda Santa Eduviges Chan Chocholá es una sorprendente construcción que se asemeja a un castillo medieval, ¡en plena selva yucateca! Descubre este lugar en tu próxima visita a Yucatán y captura algunas de las fotos más extrañas y memorables que puedes obtener en esta zona.

¿Dónde está?

La Ex Hacienda Santa María Eduviges se encuentra en el pequeño poblado de Chan Chocholá, entre los pueblos de Maxcanú y Halachó, muy cerca de la frontera entre Yucatán y Campeche. Para llegar en auto, desde Mérida, toma la carretera libre a Campeche (federal 180). 8 kilómetros después de Maxcanú, toma la desviación hacia Chan Chocholá hacia la izquierda. Después de 3 kilómetros, llegarás a Chan Chocholá y verás las inconfundibles torres de la hacienda.

Historia de la Hacienda Santa Eduviges

La Hacienda Santa Eduviges estaba dedicada a la ganadería y la cría de caballos. Se sabe que algunos de los caballos más finos que se criaban en Yucatán salían de esta hacienda. Como la mayoría de las haciendas en Yucatán, tuvo sus mejores días durante la segunda mitad del siglo XIX y fue abandonada a principios del siglo XX. ¿Por qué se llama Santa Eduviges? Santa Eduviges, una mujer nacida en Alemania y casada a sus doce años con Enrique I, el duque de Polonia, dedicó su vida y toda su fortuna a ayudar a los pobres y a las personas más necesitadas. Es la patrona de las reinas y de la Europa Federal. Es posible que el dueño original de la hacienda fuera muy devoto de ella.

¿Qué ver en la Hacienda Santa Eduviges?

La espectacular arquitectura de la hacienda recuerda a los castillos franceses de la Edad Media. El techo de las torres está hecho de pizarra, un material formado a través de los siglos en el lodo de los ríos europeos. Todo parece indicar que los acaudalados hacendados trajeron este material del otro lado del Atlántico para replicar en su nuevo hogar los castillos de la nobleza en Europa. Además de las torres, sólo quedan muros sin techo, pasillos al descubierto y establos en ruinas. Hay una serie de corrales en donde, curiosamente, aún se puede encontrar ganado pastando. La vista de las torres del castillo junto a las palmeras y la vegetación tropical es única e irrepetible. Aunque la construcción ha sufrido el abandono y el paso del tiempo, la familia que es dueña del terreno trabaja en su rehabilitación para que los viajeros puedan disfrutarla.