En este mercado mayorista y minorista se comercializan más de 15 mil productos de consumo de todos los estados de la República Mexicana y de más de diez países del mundo.

Las 32 hectáreas que conforman “la central”, como la mayoría le llama, están divididas en ocho diferentes sectores: aves y cárnicos; flores y hortalizas; abarrotes y víveres; frutas y legumbres; pernocta; bodegas de transferencia; subasta y productores; y envases vacíos.

Aproximadamente el 80 por ciento de los alimentos que se consumen en la CDMX tuvieron que pasar por aquí. Es el principal proveedor de otros mercados, locales pequeños, tiendas y restaurantes. Aquí se despacha desde una caja hasta camiones de un producto. Quien desee comprar en menudeo, desde un kilo y con la misma calidad, puede hacerlo en la nave IJ.

Entre sus largos pasillos también se miran diversas opciones de comida. No hay que ser ajenos al comedor comunitario que sirve entre 1,500 y dos mil comidas al día a un costo de diez pesos por persona.

También se presume como la galería a cielo abierto más grande de Latinoamérica. Gracias al programa Central de Muros cuyo objetivo es usar el arte como agente de cambio social; hoy se miran 63 murales que plasman la vida del mercado y alguno de los 17 objetivos que la ONU ha dictado para transformar el mundo. Artistas de México, Japón, Colombia, España y Venezuela participaron en el programa.

En 2017, la Central de Abastos cumplió 35 años de existencia y celebró con el Premio Excelencias Turísticas 2017 durante la Feria Internacional de Turismo de Madrid.