Descripción:
Es uno de los conjuntos más innovadores del valle en cuanto a estilo arquitectónico y, desde luego, un lugar para disfrutar con los cinco sentidos. Visualmente es un lugar que atrapa.
La vinícola aparece precedida por una rampa, que es como la ladera del cerro. Arriba está el tronco seco de un encino de 300 años que se levanta sobre un espejo de agua. Luego hay que bajar y entrar a la inesperada cava octagonal. A un lado están las elegantes villas con muros y techos de color arena, frente a un pequeño lago.
Más allá, se encuentra Casa 8, un lindo bed & breakfast, con sus habitaciones camufladas entre las rocas. Al otro lado, está el restaurante Fauna con una terraza medio protegida por piedras y olivos. De ahí, hay que probar una entrada de ostiones Kumamoto envueltos en salsa de manzana y pata de mula con aceite de chile chilhuacle, o un plato fuerte de frijol encurtido con chicharrón y pulpo son creaciones de su chef, el ensenadense David Castro Hussong.
Hacia abajo se extienden viñedos y hacia atrás se yerguen los cerros de la orilla del valle. Los vinos están a cargo de Lourdes Martínez Ojeda, una destacada enóloga bajacaliforniana con más de 13 años de experiencia en bodegas Grand Cru de Francia. Por ahora elaboran cuatro etiquetas: tres de ellas bajo el nombre de Bruma Ocho (un tinto, un rosado y un Chardonnay) y otra más llamada Bruma Plan B.