El explorador europeo que en el siglo XVI llegó a lo que entonces era el Puerto de la Posesión (hoy San Quintín) tiene un lugar especial en este recinto que lleva su nombre. Un recorrido permite ver la colección de piezas que hablan tanto del pasado lejano y la formación geológica de la bahía, como de la historia reciente de la comunidad. Un amonite gigante, el fémur de un mamut y un diente de megalodonte –ese tiburón que no existe más y que compartió su tiempo con los dinosaurios– forman parte de los fósiles expuestos. Se habla de los conos volcánicos que rodean la bahía y la época en que estuvieron activos. Se miran puntas de flechas y herramientas de los extintos ñakipas. Un mapa señala los puntos ocupados por las misiones en el estado; y aquellos días en que San Quintín era una colonia inglesa se ilustran con pequeños objetos antiguos: monedas y cucharas, frascos de opio, restos de armónicas, un tintero. Dos carteles recuerdan sobre la diversidad de flora y fauna que se despliega en los alrededores.