Acolman
ACOLMAN: CON OLOR A MONTE
La magnificencia de este pequeño lugar emerge del misticismo y fascinación que proyecta el Ex convento de San Agustín Acolman en cada uno de sus edificios y sus detalles. Aquí no son necesarios los trazos de calles ni las grandes plazas o edificios; pues la naturaleza se ha encargado de darle el encanto de sus amplios llanos y la frescura de la vegetación que lo rodean; convirtiéndola así en un lugar digno de ser visitado.
Conoce más
La fundación de Acolman en el siglo XIII se atribuye a los acalhuas, uno de los siete pueblos chichimecas. Después de algunas dificultades, logró convertirse en un pueblo importante en el reino de Nezahualcóyotl. Al llegar los españoles, Acolman era gobernado por Xocoyotzin.
Durante la repartición de encomiendas, Pedro de Solís de los Monteros se quedó con Acolman, que fue heredada a su hijo Francisco de Solís.
Actualmente la cabecera municipal lleva el nombre de Acolman de Nezahualcóyotl y su actividad económica se basa en la agricultura, fruticultura, ganadería e industria.
Lo típico
Conocida como la cuna de las piñatas, esta tradición de hace 420 años, se sigue realizando en Acolman; así las ollas de barro y los papeles de colores llamativos dan vida a la piñata como la primera vez que se realizó en el Ex convento de San Agustín. Otras artesanías no menos importantes que se elaboran en los talleres de Acolman, son las piezas tejidas en canutillo, sombreritos y diversos objetos en miniatura, son muy clásicos los títeres hechos de látex y tallados en madera; figuras en ónix, obsidiana y jade. Te recomendamos visitar un taller interactivo donde te enseñaran los usos que le daban los antepasados al maguey.