El cerrito de Guadalupe es un lugar emblemático y una parada obligada en Huatusco de Chicuellar, Veracruz.

En lo alto de este cerro se erige nada menos que la tercer Virgen de Guadalupe monumental más grande de todo México. Observar esta gigantesca obra de arte y admirar la vista de Huatusco desde aquí es una experiencia sublime.

Historia de la virgen de Huatusco

El padre Enrique Trejo fue uno de los principales promotores del culto a la Virgen de Guadalupe, patrona de Huatusco. Desde su posición como autoridad religiosa, el sacerdote organizaba festejos en cada uno de los barrios del pueblo y una emotiva peregrinación al cerro en donde se encuentra la capilla en honor a la virgen.

Estas costumbres sobrevivieron en la tradición popular mucho tiempo después de la muerte del padre Trejo. La devoción de los huatusqueños a la virgen se tradujo en la adquisición de una enorme estatua de 30 metros de alto en la primera década del siglo XXI. La ciudad entera cooperó económicamente para comprarla.

A pesar de haberla recibido y prometer que estaría montada para el 12 de diciembre de 2012, el gobierno de Huatusco postergó la colocación de la estatua varios años, durante los cuales permaneció recostada en deterioro. Fue hasta finales del año 2013 que finalmente se erigió el monumento sobre el nicho en lo alto del cerro. Desde entonces, la estatua de la virgen es uno de los emblemas inconfundibles de Huatusco.

¿Qué hacer en el cerrito de Guadalupe?

Al cerro se puede acceder a pie o en auto. Si decides hacerlo a pie, el sendero que conduce a la cima es una oportunidad magnífica para ver y disfrutar la naturaleza del lugar. Es común encontrar algunas aves y otras especies de fauna local en el camino, así que es una caminata que vale el esfuerzo.

Al llegar a la cima, verás la capilla dedicada a la patrona del pueblo. Se trata de una iglesia sencilla, pero en su interior habitan las memorias, la energía y la devoción de una generación tras otra de huatusqueños.

El atractivo principal es, sin duda, la estatua monumental de la virgen que vigila Huatusco desde las alturas. Igualmente impresionante es la vista que se tiene de la ciudad desde este punto. Las montañas, el Pico de Orizaba, el bosque y las casitas crean un paisaje digno de una pintura.