Se le atribuye al ingeniero Modesto Rolland esta construcción monolítica de hormigón armado con un ruedo de 43 metros de diámetro y 20 metros por debajo de las calles adyacentes. A la entrada como en el rededor se miran esculturas del valenciano Alfredo Just.

La fiesta brava encuentra aquí su máxima manifestación; sobre su ruedo han desfilado los toreros más destacados del mundo. Y en sus butacas se han visto personalidades del deporte, del cine, del arte y la cultura en general. Además de corridas taurinas, la plaza ha sido escenario para conciertos, para funciones de lucha libre y muestras de motocross.