Piedras Negras
Una ciudad fronteriza que ofrece paseos agradables en espacios públicos, museos decorosos y un ambiente que se antoja moderno y pujante.
Fueron 34 hombres, comandados por Andrés Zapata, Gaspar Salazar y Antonio Ramírez, quienes llegaron el 15 de junio de 1850 a la frontera que
marcaba el Río Bravo y asentaron allí una comunidad que llamaron Villa de Herrera.
Pronto se instaló la Colonia Militar de Guerrero en Piedras Negras, un enclave con fines defensivos ante la construcción del Fuerte Duncan que hacían los estadounidenses. Setenta familias mexicanas se agregaron para erigir la defensa nacional; algo semejante habrá ocurrido al otro lado del río. Pero entonces, las comunidades desarrollaron actividades menos hostiles: comercio, amistades, tardes de pesca en el río.
Desde el lado mexicano se vendían granos y ganado; desde Texas llegaba tabaco y telas. Eagle Pass se consolidaba a la par de la ciudad Porfirio Díaz, que así se llamó esta población coahuilense desde 1888 hasta 1911, cuando el viejo dictador oaxaqueño dejó el poder. En ese momento adquirió su nombre actual de Piedras Negras.