Copainalá
Su magia
Enmarcado en el verde de la espesa vegetación destaca el rojo de los techos en Copainalá. La teja de barro es un constante en la fisonomía de este Pueblo Mágico de Chiapas, parte de su encanto. Desde lejos se asoma su encanto, por la meseta escalonada que habita, que a distancia asemeja una pintura.
Desde cualquier punto se disfruta del paisaje montañoso de bellas imágenes. La bruma se eleva hacia las partes altas del pueblo, en contraste con el colorido de las casas y la vegetación.
Su nombre deriva del náhuatl Koa-Painal, que significa "lugar de las culebras que corrieron". Copainalá se fundó en el siglo XVI con habitantes zoques, que provenían de aldeas dispersas y que durante los primeros años de la Colonia habían sido evangelizados por misioneros dominicos.
El pueblo es un conjunto espléndido de arquitectura vernácula, y está considerado como uno de los más auténticos y ricos de Chiapas. Se encuentra a 400 m s. n. m. y siempre tiene una temperatura agradable. En todo momento, un aroma dulzón se desprende de los árboles de cítricos, los cuales abundan en esta región y se encuentran, prácticamente, en todos los patios de las casas.
El motivo
- Entre sus joyas naturales está el río Zacalapa que nace de una cascada que lleva el mismo nombre y forma parte del afluente del río Grijalva.
- Este es un espacio para la relajación y refrescarse en sus aguas cristalinas.
Lo básico
Visitar Copainalá en mayo es encontrarse con la tradicional fiesta de San Vicente, para ello se adornan las iglesias con flores naturales. Los pobladores aparecen vestidos con trajes típicos y es posible verlos bailar la danza tradicional de "La encamisada".
Imprescindibles
- Visita la iglesia de San Vicente Ferrer y el convento colonial que dan testimonio de la época de la Colonia, cuando llegaron a evangelizar los misioneros dominicos.
- Lleva textiles, piezas artesanales de telas de algodón, las cuales bordan o tiñen con grana fina de cochinilla.
- Prueba su gastronomía. Los platillos típicos del municipio son el putzatzé (carne de res con jugo de limón), la tzatá (frijol con guineo verde molido) y el zispolá (gallina preparada con chile blanco y hojas de col).