Descripción:
Es una bodega administrada por cinco hermanos entre los 19 y 28 años, donde uno queda gratamente sorprendido al comprobar que están haciendo un vino tinto formidable.
Los responsables son Julián, José Alejandro, Marcelo, María Fernanda y Hernán Dávila quienes combinan el trabajo en el viñedo y la bodega con sus estudios. Y aunque reciben el apoyo de su padre, Julián Dávila, y han tenido la asesoría de Casa Madero, ya tienen a su cargo la vinificación y crianza de los vinos, en barricas de roble americano y francés, y ahora comienzan con todo el proceso de comercialización.
El nombre de la bodega alude a los indomables indios guachichiles, quienes se consideraban hijos del viento y, al morir, quemaban los cadáveres y arrojaban las cenizas como ofrenda a este.
En la parte de los viñedos han sembrado también Pinot Noir, cepa que se ha dado muy bien en esta tierra “donde las nubes tocan las montañas”, como dice el lema de la bodega.