Sombrerete
Su magia
Este es un pueblo atrapado entre cerros, dondequiera que se mire hay uno haciendo las veces de horizonte. Encima de esas breves montañas siempre habrá cruces y gente subiendo en mayo a adorarlas. Un arroyo, el del Diezmo, atraviesa en sigilo el pueblo. Cuando el sol quiere, arde la cantera anaranjada de los edificios, brillan las piedras de mármol sobre las calles y también la gente que las camina. A Sombrerete se entra por la antigua Calle Real, dan la bienvenida los torcidos troncos de los truenos, pero conforme avanza el pueblo se desvive por hacerse presente al visitante: casonas que pertenecieron a condes y marqueses; luego están las placas conmemorativas que hablan de historia y le siguen las plazuelas con su gente que vive cobijada bajo los árboles, con sombrero y refrescándose con una nieve.
El motivo
Sus extraordinarias iglesias de cantera
- Iglesia de Santo Domingo de Guzmán, terminó de construirse en 1743 y ostenta una fachada churrigueresca.
- Parroquia de San Juan Bautista acoge a los fieles desde 1777 y su cúpula fue derruida durante la Revolución.
- Iglesia de San Francisco, con la Capilla de la Tercera Orden y el Convento de San Mateo a los costados.
- Templo y Convento de la Soledad, custodiado por las monjas clarisas capuchinas sacramentarias.
Lo básico
Si visitas la Capilla de la Candelaria, verás una imagen de la patrona del pueblo traída desde Sevilla por Juan de Tolosa en el siglo XVI.
Imprescindibles
- Conocer La Barra, un bar en el Jardín Zaragoza que más parece museo de cervezas.
- Buscar el carrito con las nieves de Don Mere que se colocan en la plazuela de San Francisco.
- Observar desde el segundo piso de la Presidencia Municipal, el Cerro del Cristo a lo lejos.