Hotel Amomoxtli, un abrazo a los pies de la montaña
Aquí entrarás en un mundo diferente que te cambiará la vida. En Amomoxtli podrás despejar tu mente y llenar tu interior de belleza natural y espiritual en uno de los rincones con mayor magia de México.
Foto: Amomoxtli | Facebook
Sin siquiera saber el significado de “amomoxtli”, lo primero en lo que pensarás al visitar este sitio enclavado a los pies de las montañas que rodean Tepoztlán es que se trata de un lugar mágico. Esto es literalmente, sin embargo, adquiere más sentidos y significados al adentrarse a esa magia y vivirla. Es así también sinónimo de paz, descanso, reconexión, refugio y serenidad.
Apenas se abren las puertas del portón que conducen al interior del Hotel Amomoxtli, tu sentir cambiará para siempre. Viene bien caminar bajo los árboles centenarios de la propiedad para entender y sentir que esto es una transformación. Al cruzar un puente, con más de 200 años de existencia, sabes que lo que dejas atrás es una historia completamente diferente a la que estás a punto de vivir. Todo esto, mientras el verde de la vegetación y el microclima te ayudan a experimentarlo en la piel.
La magia de este lugar la resguardan principalmente sus habitantes originales: cazahuates, cacaloxóchitls, tabachines y pochotes, los árboles que acompañan el hotel.
Estar dentro te hará sentir que no hace falta más nada para estar bien, por eso resulta una grata sorpresa encontrarse con un servicio sin comparación en unas instalaciones que, además de hermosas, se mimetizan con la belleza y energía que regala el entorno. Una refrescante alberca al aire libre, protagonista de las fotografías, spa, temazcal y 37 habitaciones para descansar conforman este espacio.
Las habitaciones, todas ellas, no sólo están destinadas al descanso, pues además promueven un viaje de autoconocimiento, relajación, romance y desconexión. El placer aquí dentro va más allá del confort, porque la vista es parte de esa sensación de sanación y serenidad que son posibles en cualquier rincón de Amomoxtli.
Un lugar de magia, energía y sanación
Es sabido que a Tepoztlán llegan personas en busca de desarrollo espiritual y de la conciencia, por ello en el Hotel Amomoxtli hace todo el sentido realizar algunas de las actividades que ofrecen a sus visitantes a través del spa. Las terapias, ceremonias, baños, limpias, temazcales, clases de yoga y de arte promueven los beneficios energéticos de este lugar místico.
Aquí las mañanas se empiezan con una sesión de yoga, para continuar con una limpia energética, una purificación en el temazcal o simplemente con el disfrute del dulzor que llega de las orquídeas que florecen como cualquiera de sus huéspedes lo hacen. Es también el sitio perfecto para recostarse en un camastro a las orillas de la alberca y perderse en los sonidos del golpeteo del agua que contiene.
Consentir al paladar en el Hotel Amomoxtli
Al interior de Amomoxtli se encuentra uno de los restaurantes favoritos y más gustados de la región. Al ocupar una mesa entenderás que, llegue lo que llegue a tu plato, la vista que regala hará una experiencia inigualable. No obstante, la magia continúa cuando los platos comienzan a aparecer. El nombre del restaurante cumple con lo que ofrece, pues Mesa de Origen comparte en cada bocado las diferentes historias de quien hace posible cada platillo, desde la producción de los ingredientes hasta su preparación. Así sabe Tepoztlán, así se saborea Amomoxtli.
Pequeños productores llegan aquí para entregar sus productos que serán utilizados en las distintas recetas que aquí se preparan. Aunque al plato parezcan recetas contemporáneas, se utilizan técnicas ancestrales para su elaboración, como el horno de leña en horno de adobe o el fogón conocido como tlecuil. De esta manera transforman la materia prima que principalmente se obtiene del estado de Morelos para dar gusto y apapachar a los comensales de una manera deliciosa.
La prioridad aquí es tu descanso y bienestar a través de actividades que ayudarán a reconectarte contigo y tu entorno natural. Es momento de escaparte a encontrar ese pedacito de serenidad que llegará como el merecido apapacho para continuar con la vida, plena y feliz.