Playas de Rosarito
Al sur de Tijuana, sobre la costa del Pacífico, se extienden las infinitas Playas de Rosarito. Las rocas y acantilados se acumulan a ratos tapando la arena, otras veces dejan al descubierto durante kilómetros los finos granos. Los hoteles presumen spas que hacen a los huéspedes olvidarse del mundo; el mar se encarga de traerlos de vuelta. Es el ritmo de su oleaje, los paisajes, el clima y las instalaciones que lo vuelven el escenario ideal para quienes deseen hacer su boda.
Aquí se viene a comer langosta en Puerto Nuevo, a convivir con los pescadores de Popotla, a dominar en cuatrimoto las dunas de Primo Tapia, a surfear entre Punta Descanso y Punta Mezquite, a pasar un día de campo en cualquiera de los ranchos de la zona, a elevarse en ultraligero sobre la costa, a sentir la adrenalina en un descenso rocoso formado en el mar; a caminar por estrechos senderos en el Cerro del Coronel o el Cañón del Descanso, a sumergirse y mirar los arrecifes de Islas Coronado o del Parque Submarino; a sorprenderse con el mundo acuático que cobija el bosque de Kelp.
Los sibaritas encuentran en Rosarito un destino para mimar el paladar: restaurantes con propuestas originales para acompañar con vinos del estado, sabores tradicionales que empatan con las cervezas artesanales hechas en casa. Venir a Rosarito siempre es una experiencia que sorprende.