
Si caminas desde la Parroquia de San Pedro Apóstol, por la calle Melchor Ocampo hacia arriba, te encontrarás con este pequeño e inconcluso recinto. A medio camino voltea para ver los muros derruidos de la antigua Hacienda La Purísima.
Antiguamente, los mineros se encomendaban al Patrono de los Mineros por considerarlo muy milagroso a la hora de proveer trabajo a los habitantes del pueblo y protegerlos de accidentes.
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