Descripción:
San Juan de la Vaquería es el nombre de un pueblito 36 kilómetros al suroeste de Saltillo y también lo es de la casa vinícola y de su vino que, sin duda, es un vino grandioso.
San Juan de la Vaquería es interesante, en primer lugar, por su historia. Como pueblo es uno de los más viejos del estado: al parecer nació como un rancho a fines del siglo XVI o principios del XVII y sus tierras fueron de las primeras que incorporó a su enorme latifundio el minero y explorador vasco Francisco de Urdiñola.
Ya en 1629 se hablaba de “la Vaquería de San Juan” y con el paso de los siglos se convirtió en hacienda. Con el reparto agrario posterior a la Revolución Mexicana, la hacienda dejó de existir como tal, pero su casa grande sigue en pie en el centro del poblado, junto a la iglesia.
Esta casa es un sitio que podrán admirar quienes visiten el viñedo puesto que los dos pertenecen a Gerardo Aguirre Flores y su familia. La casa conserva buena parte de su estructura antigua como sus muros y contrafuertes de adobe y piedra, sus patios arbolados y sus altos techos de viguería.
Algunos documentos históricos, por cierto, sugieren que tales muros ya existían desde antes de 1607, lo cual los convierte en los más antiguos de todo Coahuila. La cocina de la casa todavía opera con una vieja estufa de leña. Por otra parte, unos cien metros al sur de la casa se encuentra, aún vivo y rodeado de árboles, el ojo de agua en torno al cual se fundó el rancho.
Este viñedo es el único ubicado dentro del municipio de Saltillo.
Fue a un lado de los nogales que en 2008 colocaron la hectárea y media inicial de Cabernet Sauvignon.
El vino San Juan de la Vaquería se ha vuelto uno de los favoritos de los conocedores coahuilenses. Es un varietal que pasa un año en barricas de roble francés y tiene 12.7° de alcohol. Hasta ahora, su vinificación y envejecimiento se han realizado en las bodegas de Casa Madero en Parras. Su etiqueta es muy sencilla.
Bajo el nombre ostenta la imagen de la puerta de la casa grande y abajo la frase “el vino de casa” que, en realidad, es demasiado modesta puesto que se trata de mucho más que un mero vino “de casa”.
Abierto al público, para visitas, es ya una parada obligada si deseas conocer los vinos de Coahuila. Anótalo en un plan de viaje.