Un kilómetro y medio al noroeste de la Plaza de Armas de Viesca, se encuentran las ruinas de lo que fue la Fábrica Sulfatos de Viesca S.A. la cual prosperó a lo largo del siglo XX.

Hace unas seis décadas era probablemente la principal fuente de empleo de Viesca, que entonces era un poblado mucho más grande. Explotaba las antiguas salinas naturales de la zona para producir sulfato y cloruro de sodio, es decir, sal.

La Sal Hada, utilizada en incontables hogares mexicanos, provenía de aquí. En 1993, la fábrica cerró sus puertas y sus instalaciones quedaron abandonadas.

Estas ruinas no son propiamente un lugar turístico, pero sí se trata de un espacio muy impresionante que a los amantes de la fotografía les encantará.

Gran parte de los edificios abandonados ya están en el suelo. Sobreviven dos grandes chimeneas y un conjunto de tanques, aunque todos ellos se ven corroídos y cerca del colapso.

A un lado se distinguen algunas estructuras subterráneas y hacia el norponiente se extienden los enormes llanos blancos de sal cristalizada de lo que seguramente fueron vasos de evaporación.

Todo este lugar forma un escenario bastante peculiar, como extraído de una película de ciencia ficción. Al visitarlo ten cuidado donde caminas, porque senderos y estructuras están flojas.