Desde 1979, la obra escultórica cumbre de Manuel Tolsá corona el centro de la plaza que lleva el nombre de este escultor valenciano. La estatua ecuestre de Carlos IV muestra al monarca vestido de emperador romano, montado en un caballo fuerte y en movimiento, como era la tradición romana.

Fue en el huerto del Colegio de San Gregorio donde Tolsá realizó el fundido de bronce para la estatua. Catorce meses necesitó para cortar, limar, cincelar y pulir la escultura.

Todo un acontecimiento fue el traslado de la escultura, cinco días pasaron para que El Caballito llegara, desde el antiguo colegio jesuita, hasta a la entonces Plaza Mayor donde por primera vez se colocó.

La estatua pesa alrededor de trece toneladas y es la segunda estatua de aleación de cobre obtenida en una sola operación más grande del mundo que aún se conserva.

Fue objeto de varios movimientos, después de la Plaza Mayor estuvo en el jardín de la antigua universidad alrededor de treinta años, después adornó el cruce de Bucareli y Paseo de la Reforma; finalmente el 28 de agosto de 1979, llegó a la Plaza Manuel Tolsá. Ese día de la inauguración se recuerda el momento que fue depositada una cápsula cilíndrica dentro del pedestal con varios elementos simbólicos de la época y un mensaje escrito por el arquitecto Zaldívar y firmando por el presidente López Portillo. En los recientes trabajos de restauración de la escultura se encontró dicha cápsula.