Imponente y cautivador resulta el Carrillón ubicado en la Plaza Mariana. La obra del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez domina cualquier rincón de La Villa.

La construcción de 23 metros de alto posee una torre de 38 metros y una rueda con 19 campanas que hacen sonar melodías diferentes, desde el Ave María, himnos religiosos, canciones de Cri-Cri y música sacra.

En la parte alta presume cuatro tipos de relojes: al frente destaca un reloj civil y un reloj astronómico; a lado derecho, un reloj solar y a lado izquierdo, un reloj azteca. La intención de su creador era mostrar las diferentes maneras de medir el tiempo.

En la parte central de la construcción se mira un escenario circular en el que se expone la historia de las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego; los personajes robotizados, los cambios de iluminación y el control de las puertas son dominados por un sistema electrónico de origen holandés. Para ser testigo de esta representación, hay que tomar en cuenta que las funciones son a diario, a las 10, 12, 14 y 16 horas. El Carrillón tiene la bendición del Papa Juan Pablo II cuando visitara México en 1990.