Descripción:
Si existe un sitio que resume el interés de la ciudad por contarse a sí misma su historia y donde sobran días llenos de arte, es el Centro Cultural Tijuana (CECUT). Se trata de un organismo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes que desde 1982 da cabida a las expresiones artísticas que en la frontera se desarrollan. Fueron los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Manuel Rosen Morrison quienes le dieron vida.
Caminar sus instalaciones es hacerlo por un país en diminuto; posee un acuario que concentra alrededor de 500 ejemplares entre especies del Golfo de California, del Pacífico, de otras partes del mundo y arrecifes coralinos australianos. Un jardín botánico, con más de 150 especies que representan la flora del estado, y es posible recorrer en los distintos espacios del CECUT. La sala Carlos Monsiváis es para los amantes del séptimo arte el lugar donde se mira lo mejor de la cinematografía mundial, cine mexicano y latinoamericano. El domo IMAX conocido como La Bola es el emblema del recinto y la segunda sala en México con este formato.
El CECUT es el complejo cultural más importante de la ciudad y de todo el noroeste de México. La galería de arte El Cubo supone un interesante espacio de tres pisos destinado a exposiciones itinerantes, y es en el Museo de las Californias donde el pasado de Tijuana y de la península es revisitado. Lo muy lejano queda cerca, como las réplicas de las pinturas rupestres, estilo Gran Mural, que hay en la Sierra de San Francisco, o los instrumentos de cacería que a los antiguos habitantes de la región pertenecieron. Cestas, piezas de cerámica y maniquíes hablan de la existencia de los yumanos, la familia etnolingüística que habría de distribuirse en distintos grupos étnicos a lo largo de los desiertos de Baja California y Sonora en México, y de Arizona y California en Estados Unidos. También hay barcos a escala que dan cuenta de las exploraciones llevadas a cabo por los conquistadores cuando la costa californiana era sitio apenas conocido y maquetas de las múltiples misiones religiosas que se desarrollaron a lo largo de la península. Se miran armaduras españolas, óleos con escenas religiosas del siglo XIX y modelos de los afrancesados edificios que el poblado de Santa Rosalía presume. Completan el acervo una reproducción del ferrocarril Tijuana-Tecate que significó el principio de la migración china en el siglo XX, fotos del mítico Casino de Agua Caliente y un avión en miniatura como los que se fabricaban a finales de los años veinte del siglo pasado.