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Disfruta la capilla más hermosa del norte de México

Fundado por los jesuitas hace 400 años, este lugar fue uno de los primeros asentamientos de la Comarca Lagunera. Tras la expulsión de dicha orden religiosa en 1767, la hacienda pasó a manos de particulares. Un poco de historia Ya en el siglo XIX este lugar perteneció al terrateniente vasco Leonardo de Zuloaga, quien aquí... View Article

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Fundado por los jesuitas hace 400 años, este lugar fue uno de los primeros asentamientos de la Comarca Lagunera. Tras la expulsión de dicha orden religiosa en 1767, la hacienda pasó a manos de particulares. Un poco de historia Ya en el siglo XIX este lugar perteneció al terrateniente vasco Leonardo de Zuloaga, quien aquí... View Article

Fundado por los jesuitas hace 400 años, este lugar fue uno de los primeros asentamientos de la Comarca Lagunera. Tras la expulsión de dicha orden religiosa en 1767, la hacienda pasó a manos de particulares.

Un poco de historia

Ya en el siglo XIX este lugar perteneció al terrateniente vasco Leonardo de Zuloaga, quien aquí estableció su casa y sembró cereales y algodón. Fue él mismo, quien ordenó levantar a unos 60 kilómetros de aquí una primera presa sobre el río Nazas y junto a ella, un rancho que sería llamado el Rancho del Torreón, del que más tarde derivaría esa gran urbe coahuilense.

A la vuelta del siglo, operó aquí una fábrica de tranvías, carros de ferrocarril y locomotoras que sobrevivió hasta 1924. De todo aquello quedan algunas construcciones.

Una de ellas es la casa grande, un bonito edificio blanco de dos pisos, hecho de adobe, ladrillo y cantera. Al parecer, esta casa es de tiempos de Zuloaga.

Frente a ella, está la joya de este lugar que es la Capilla de Señora Santa Ana, construida en el siglo XVIII, todavía en la época de los jesuitas.

Tras décadas, fue intervenida y restaurada en 2010 gracias a la organización Adopta una Obra de Arte, que la ha dejado espectacular.

El edificio está lleno de elementos artísticos sorprendentes como su portada de cantera finamente esculpida, su espeso portón de madera labrada y su gruesa torre de campanario.

Al interior luce un deslumbrante retablo churrigueresco en el presbiterio. De color rojo, en el nicho central del primer cuerpo tiene una magnífica talla de Santa Ana con Nuestra Señora en sus brazos.

En el segundo cuerpo, la Virgen con el Niño Jesús ocupa el nicho central, mientras que a los lados aparecen San Luis Gonzaga y San Ignacio de Loyola.

En el remate ostenta una pintura de la Santísima Trinidad. En este retablo hay que admirar también los ornamentos tallados en madera y cubiertos de hoja de oro, así como los delicados motivos florales policromados que decoran el interior de los nichos: es simplemente una obra magistral. No hay que perderse, además, los lienzos en los altares laterales, que también son soberbios.

Algunos de ellos fueron elaborados por grandes pintores virreinales como José de Alcíbar y Antonio de Torres. El techo de viguería y sus detalles decorativos son igualmente magníficos.

En suma, este es uno de los templos más hermosos de todo el norte de México. Verlo es ya razón suficiente para el viaje a Viesca.

Cultural

Familiar

Ubicación

Venustiano Carranza, Coah., México