En Piedras Negras los reflectores son para los nachos, esa botana que incluso le ha dado el mote, a la ciudad, de la Cuna del Nacho.

Ignacio, Nacho, Anaya se llamaba el mesero del Club Victoria de Piedras Negras que, en 1943, debió atender a Mamie Sinan, quien venía acompañada de esposas de militares estadounidenses que luchaban en la Segunda Guerra Mundial.

No estaba el cocinero y Nacho improvisó: frió tortillas de maíz en triángulos, las horneó con queso amarillo wisconsin y las adornó con rodajas de chile serrano. La señora Sinan preguntó cómo se llamaba la ingeniosa botana.

Nacho no supo contestar. Y ella fue quien la bautizó con el nombre del comedido mesero.

Barrokas restaurante y bar es uno de los sitos que presume de preparar los auténticos nachos. Si andas por allá, ¡Ve y compruébalo!