En sus pasillos, los vendedores ofrecen desde piezas sueltas o por kilo de todas las formas, colores y tamaños. Recorrer cada puesto implica detenerse un buen rato a mirar los singulares arreglos florales en forma de osos, de perros, de corazones y diversas creaciones de los vendedores. Se miran jaulas adornadas, ramos enormes, buqués de novia y muchos diseños ya listos para embellecer cualquier evento. Siempre hay gente que va y viene en busca del mejor arreglo, pero es en fechas especiales cuando se vuelve más concurrido.

Además de flores, aquí se encuentra una amplia sección dedicada a los alimentos: puestos de hongos y verduras silvestres, frutos secos, quesos e ingredientes difíciles de conseguir. También hay espacios dedicados a la oferta de una gran variedad de utensilios para la cocina y el hogar.

Hay que aprovechar para ver los murales que adornan la construcción diseñada por Pedro Ramírez Vázquez y Félix Candela. Uno está en el estacionamiento y fue realizado por un grupo de grafiteros para un evento de Nike con el tema del futbol. El otro mural está en la fachada sur; bajo el nombre Jamaica Revive; el artista plástico Mibe junto con el colectivo Germen plasman 500 años de historia del mercado de las Flores que fue punto de intercambio de mercancías, en su mayoría, flores y legumbres.