El Templo de San Francisco Acatepec luce una fachada revestida de mosaicos de talavera de múltiples colores; sus retablos de madera incendiados fueron reconstruidos en yeso por la familia Pantle. Cuenta con un atrio en forma octagonal que tiene tres accesos. Además de su función ornamental, este espacio fungió como capilla abierta y tiempo después como un espacio para realizar los entierros. Su planta es de cruz latina con siete cuerpos y su interior tiene importantes elementos barrocos como el retablo dorado en el altar.